Inventario de Fotografía de Canarias

Seducciones de archivo

BARRERA MENDOZA, Angélica Felisa, "Seducciones de archivo. Sobre un texto de Harriet Bradley", 2010.

BRADLEY, Harriet , “The seduction of the archive: voices lost and found”
History of Human Sciences, Vol. 12, nº 2, 1999, pp. 107-122.

Harriet Bradley[1], motivada por su contacto personal con el archivo rescata las voces o citas que muestran la secuencia formal del concepto -o de la noción- con la memoria, el pasado y la narrativa, sin perder de vista las promesas y seducciones que ofrece a la investigación. Así, desarrolla, voz a voz,  la diversidad contextual en la que se puede enmarcar -si se puede- desde el primigenio repositorio de inertes significados hasta la base para entender la dialéctica de las relaciones humanas entre el pasado y el presente.

Comienza citando a Carolyn Steedman[2] y su visión poética como un lugar de sueños. Es un espacio de la memoria y de los sueños que germinan en ella.  Bradley, inicia su andar por los recuerdos e imágenes de la infancia para conforman un retrato familiar pero se pregunta, si toda esa memoria individual y colectiva está relacionada con el archivo, y de hecho, insiste en qué es.

Desde el punto de vista de los historiadores y sociólogos históricos forma parte del aprendizaje del perfil laboral o profesional del investigador. Es una forma de trabajar (“archival work”) y un sentimiento de veneración por la noción de la pre-existencia de la colección documental y por el lugar construido para albergar los documentos, tanto de los departamentos gubernamentales o de la biblioteca de la Universidad. Es un espacio que estaba reservado a la agudeza mental del erudito y del  becario, únicas personas capacitadas para extirpar sus  secretos. En esta primera versión es un “hecho” o “realidad física”.

Para el quehacer laboral, Bradley presenta el uso de los datos (“collected data”) por los sociólogos en su trabajos de investigación. Es una manera de convertir o   transcribir  los contenidos de las investigaciones y así producir una computerización de las conclusiones. En origen son datos generados por la investigación, pero algunos no son la compilación de un material pre-existente sino un archivo en sí, al igual que lo constituye los registros y los documentos en las prácticas psicoanalistas de Freud[3].

A partir de esta concepción, la autora añade los trabajos de Derrida por substraer los modelos, imágenes y metáforas relacionadas con la impresión, la huella, la imprenta y la escritura utilizada por Freud. Expone una revolución en la técnica del archivo o en el archivo de la técnica y cuestiona el “mal radical” de guarda y custodia, así como la interpretación de los archivos y la compleja relación que se mantiene con ellos. Para Derrida, es un lugar exterior que refleja los modos de recordar, memorizar y monumentalizar el “tiempo perdido”.

Es un mal que muestra una pasión incontrolada por registrarlo todo sin resto, una arqueología del registro. Difícilmente, lo define como “potencialmente infinito, eternamente inconcluso y en continuo giro dentro de un futuro incierto” o como “sólo una noción, una impresión asociada con una palabra y para la que, junto con Freud, no tenemos concepto. Sólo tenemos una impresión...”[4].

Bradley continua con las descripciones burlescas de la escritora inglesa Barbara Pym en su An Academy Questions (1986) cuando se refiere a la tendencia del individuo a acumular y ocultar sus tesoros en “cajas de galletas” “caja de zapatos” “archivadores” o “viejas maletas en el ático” o incluso, “viejos armarios desordenados en la oficina de la biblioteca”. Es un modo social de proceder que termina en las colecciones. Otro de los trabajos citados por la socióloga, es la novela de Flann O´Brien, The Dalkey Archive (1976), en el que la fantástica colección de caracteres, diálogos, anécdotas e incidentes  muestran un archivo, a veces traducido como “crónica”, como fruto  de la extraordinaria imaginación del autor sobre una ciudad, en este caso Dalkey. Bajo esta mirada social, también se encuentra al escritor Ciaran Carson, con su The Star Factory (1997) donde la cuidad, en este caso Belfast, es un archivo de la memoria y en la que el narrador puede substraer infinitos objetos, símbolos y señales para la narrativa, utilizando el “abundante archivo de su mirada interior”[5].

Termina, con las sugerencias de Thomas Osborne en The Ordinariness of the Archive (1999)[6], cuando afirma que la publicidad estatal de archivo es un mecanismo burocrático predominante en las sociedades modernas para manejar el pasado y mostrar sus reliquias físicas y de la memoria. La socióloga, añade que en las sociedades pre- literarias, el narrador ya cumplía la  misma función que el archivo, y que la memoria, para individuos y sociedades, es la llave para abrir el pasado, el cual estaba perdido. Se revivía el tiempo pretérito narrando sus historias y ese esfuerzo, inevitablemente, hacía re-crear el pasado en una nueva forma.

Queda pues, para el lector interesado en notas sobre archivo, sumergirse en los cuatro  encuentros de la propia autora. El primero, fue con la colección de escritos legales (“The Parliamentary Papers of the 19th century”); el segundo, el variado compendio de documentación en un local de oficina en Leicester; el tercero, el trabajo de transcribir las entrevistas realizadas a 198 trabajadores en el noreste de Inglaterra y, por último, las aprensiones, psicológicas, ante la “caótica colección de cartas, recortes, fotografías, diarios, piezas y otros pedazos” que encontró en el estudio de su madre, tras su muerte en 1997.  Como ella misma dice, este artículo no es una genealogía sino más bien un intento de dar una visión fenomenológica de los diferentes aspectos, formas, seducciones e ilusiones que pueden producir un contacto con un archivo.


[1]Consultar el artículo de Carolyn Steedman, “The Space of Memory: in an Archive” en History of the Human Sciences, 11(4), págs. 65-83, para tener en cuenta la experiencia de los historiadores en los archivos nacionales y regionales y su relación con el uso social y psicológico del pasado en la historia de las sociedades europeas. 

[2]Consultar el artículo de Carolyn Steedman, “The Space of Memory: in an Archive” en History of the Human Sciences, 11(4), págs. 65-83, para tener en cuenta la experiencia de los historiadores en los archivos nacionales y regionales y su relación con el uso social y psicológico del pasado en la historia de las sociedades europeas. 

[3]Una lectura interesante es el retrato de Janet Malcolm sobre el mundo hermético  de los miembros del Instituto Psicoanalítico de Nueva York y de los jóvenes eruditos que se obsesionan en custodiar y desvelar los secretos de los archivos del fundador del psicoanálisis (ver: En los Archivos de Freud, traducción por Catalina Martínez Muñoz, Barcelona, Alba Editorial, 2004) .

[4]Ver la obra de Jacques Derrida, Mal de archivo: una impresión freudina, Madrid, Editorial Trotta, 1996, para comprender la problemática del archivo, del concepto o  la noción del mismo, y de las consecuencias que presentan las técnicas de archivación en la sociedad, desde el punto de vista ético, político, institucional y jurídico, siempre teniendo presente su fructífero dialogo con el psicoanálisis. También  muestra los archivos del mal, de las catástrofes, las guerras y la violencia, y sus polémicos revisionismos.

[5]Para la comprensión del novedoso estilo narrativo de Carson hojear el resumen de José Mª del Águila Gómez, “Ciaran Carson o la poesía de la violencia cotidiana. Traducción de algunos de sus poemas más representativos al español”, en Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, 2006.

[6]En el artículo del Sociólogo de la Universidad de Bristol se argumenta que la noción de archivo es valorado por los intereses de las ciencias humanas, sobre todo, como medio para generar conductas éticas y credibilidades epistemológicas. El artículo llega a sugerir que hay tres aspectos para razonar sobre ello; un principio de publicidad a través del cual la información archivada es mostrada como disponible para algunos o para determinado público; un principio de singularidad según el cual las razones de archivar se centran sobre cuestiones de detalles; y un principio de mundanidad por el cual es la dimensión de la vida, como un lugar común de todos los días.

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