Inventario de Fotografía de Canarias

Los concursos de fotografías antiguas

V.V.A.A., “Los concursos de fotografías antiguas”, en De álbumes y gavetas. La Orotava en imágenes, La Orotava, Colectivo Cultural La Escalera, 1999, pp. 23-28.

En su apuesta por la recuperación y conservación del patrimonio etnológico, La Escalera creyó conveniente abordar un trabajo pendiente en el municipio y en la comarca: el unificar la enorme cantidad de fotografías que sobre nuestro pasado se conservan en tantos hogares del Valle. Un caudal patrimonial incalculable que, sin embargo, nadie había podido reunir y ponerlo a disposición del conjunto de los ciudadanos y de los investigadores.

La fotografía es en sí misma patrimonio, pero además es capaz de mostrar multitud de aspectos, a través de la imagen, de nuestra cultura popular. “Si hubiese que precisar en una sola frase todo lo que significa la tecnología fotográfica, sin duda quedaría muy bien definida diciendo de ella que es una máquina del tiempo. Nada ha sido más seductor desde su aparición en 1839 que esa posibilidad de captar el mundo visible a través de la cámara y dejarlo registrado en un soporte, ya sea metal, cristal o papel. A partir de ese momento las imágenes fotográficas se convertían en objetos físicos que mostraban el aspecto temporal de una escena. La permanencia química de los registros fotográficos ha permitido que las fotografías sobrevivan a los años, y esa pervivencia hace que nos encontremos con imágenes del pasado, imágenes que nos muestran aspectos de otro tiempo que fueron captados por un fotógrafo en un momento distinto al nuestro[1].

La fotografía, por tanto, tiene que empezar a ser considerada como una fuente de primera mano para reconstruir el pasado histórico y para entender la evolución de las manifestaciones culturales, situándola en el mismo plano que la información documental o bibliográfica. Huyendo de la obsesión por la antigüedad y centrándonos en la información que transmiten los registros fotográficos, entendiendo que este “arte” tiene una importancia enorme en la vida cotidiana, llegándose a manifestar como un auténtico fenómeno social, en el sentido más estricto y amplio que puedan imaginarse, valorando su caudal didáctico, capaz de reconstruir, con su sola visión, hechos significativos o cotidianos enmarcados entre la realización las primeras fotografías a mediados del s. XIX y los momentos actuales, nos atrevimos a poner en marcha un proyecto que tenía como objetivo el rescate de ese importante patrimonio gráfico. Un proyecto que se concretó en la organización de, hasta el momento, tres concursos con sus respectivas exposiciones de fotografías antiguas del Valle de la Orotava. 

Sabíamos que todas las viviendas del Valle guardan en cajas, álbumes y gavetas, alguna foto antigua. Nuestro deseo era que esas fotos salieran a la luz, que pudiésemos compartir su contenido, sus enseñanzas y recuerdos. Que cada día fuésemos un poco más conscientes de la importancia que tiene para la historia colectiva esas imágenes que se guardan con recelo y que nos sintiéramos orgullosos de todos aquellos aspectos que conforman la cultura tradicional, que conforman un nosotros diferenciado, que nos identifica como canarios. Un deseo que se transmite y se hace realidad en este libro, que recoge una selección de las fotos presentadas en los diferentes concursos y que, no necesariamente, fueron elegidas para las exposiciones. Unos concursos y un libro que son posibles por la enorme colaboración mostrada por los propietarios de las fotografías que se acercaron al Colectivo y que no tuvieron ningún reparo en ofrecer muchos de sus recuerdos familiares para que todos pudiésemos disfrutar con su visión. Nunca dejaremos de agradecerles esa confianza y esa predisposición hacia la divulgación de nuestro patrimonio gráfico.

El concurso, en el que los participantes podían acceder a unos premios algo más que simbólicos, era el mejor atractivo para que los ciudadanos aportaran sus fotografías al Colectivo, asegurando, eso sí, la devolución de los originales y el respeto más absoluto a la propiedad de las fotos, sobre todo en el momento de su publicación. No obstante, en las bases se recogió la posibilidad que el Colectivo pudiera quedarse con una copia de las fotografías presentadas a concurso, lo que supuso el inicio de un importante archivo de imágenes no publicadas hasta el momento. La participación en estos concursos desbordó todas las previsiones, llegando a una media de cien personas y mil fotografías por cada edición.

El primer concurso se presentó bajo el lema “La Orotava en Fiestas”, porque entendemos que la fiesta es una de las expresiones más rica y característica de la cultura popular. En ella confluyen multitud de aspectos (folklóricos, religiosos, culturales, deportivos, etc.), que la convierten en un elemento esencial de las señas de identidad cultural de un pueblo. Y en este sentido La Orotava, afortunadamente, conserva un rico legado festivo, que se distribuye a lo largo de todo el año y que mantiene su máxima expresión en torno a las Fiestas del Corpus y San Isidro. Además, no podemos obviar otras fiestas de carácter popular que se celebran en el municipio, que contribuyeron y contribuyen a la conformación de nuestra cultura popular. Así tenemos la Fiesta de San Andrés o del Cacharro, la Fiesta de San Juan (hogueras, enramado de fuentes y chorros, etc.), las numerosas fiestas de barrios, los carnavales y las celebraciones navideñas, etc. En definitiva, todo un entramado que los ciudadanos de La Orotava, desde que tuvieron acceso a las máquinas fotográficas, han ido plasmando en imágenes.

El segundo concurso amplió su espacio geográfico al Valle de La Orotava y su temática, además de las fiestas, estuvo centrada en los oficios, muchos de los cuales desgraciadamente han desaparecido o están en vías de extinción y, en general, en todas las manifestaciones culturales que hundieran sus raíces en las tradiciones de los pueblos del Valle. Los oficios artesanos, los relacionados con la agricultura, etc., aportan, al igual que las fiestas, mucha información de carácter etnográfico, pues no en balde, la artesanía se conforma como uno de los pilares básicos de la cultura popular de cualquier pueblo. La posibilidad de recuperar innumerables fotografías que ilustrasen la forma en que se desarrollaban estos oficios y así conocer un poco más a fondo esta faceta de nuestra identidad, nos llevó a incluirlo como opción fundamental en el enunciado y la temática de este segundo concurso-exposición de fotografías antiguas, que llevó por título “Fiestas, oficios y tradiciones en el Valle”.

El tercer concurso siguió manteniendo como ámbito espacial la comarca del Valle de la Orotava, pero en esta ocasión abierto a la aportación de cualquier foto con más de veinticinco años que hiciera referencia a cualquier aspecto de la vida en el Valle. La alta demanda de participación y la limitación que suponía restringir los concursos con el establecimiento de temas específicos que dejaban al margen de la participación a fotografías de indudable calidad en lo que a transmisión de información se refería, nos animó a dejar abierto el concurso a todas las fotografías que se presentasen y por ello resolvimos convocarlo bajo el título genérico de “Recuerdos del Valle”. 

Los concursos fueron acompañados de una exposición de un porcentaje de las fotos presentadas (aproximadamente el 10%, en ampliaciones de 30x40 cm.), escogidas por jurados compuestos por reconocidos profesionales en el mundo de la historiografía, la etnografía, la etnomusicología, la antropología y la fotografía, que decidieron las fotos que pasaban a exposición y las que eran merecedoras de premios. Estas exposiciones han sido itinerantes por todo el Valle y por otros puntos de la Isla, procurando realizarlas al aire libre y en lugares de fácil acceso para todos los ciudadanos, lo que suponía imprimir una nueva concepción a este tipo de exposiciones, acercándolas lo más posible a aquellos que eran los verdaderos protagonistas, los ciudadanos, constructores y herederos de ese pasado cercano que trataba de mostrarse.

Con esta experiencia se consiguió que la fotografía dejase de ser un objeto antiguo, un simple recuerdo familiar, y que pasara a compartir su contenido con el resto de la población. Además pretendíamos, y en alguna medida se consiguió, que los aspectos de nuestra cultura tradicional reflejados en las imágenes fuesen valorados y dignificados por todos aquellos que se acercaran a las exposiciones. Un buen ejemplo de ello es que una fotografía sobre un chorro enramado por San Juan, tradición que había caído en el olvido, sirviera para animar a los vecinos a volverlo a enramar y recuperar así una tradición que corría el riesgo de perderse. Tan sólo por este gesto de conciencia y de dignificación de las manifestaciones culturales de nuestro pueblo se justifica el esfuerzo que todos los miembros del Colectivo Cultural La Escalera hemos puesto en este proyecto.

El Colectivo no se ha convertido en ningún coleccionista. No es ése nuestro ánimo, sino otro bien distinto, el de simple canalizador de una fuente de información imprescindible para conocer nuestro pasado. El papel que queremos jugar es, simplemente, recoger, recopilar para volver a mostrar, unos intermediarios entre los ciudadanos en el ámbito particular y los ciudadanos como colectivo. Compartimos, completamente la filosofía que mueve al Centro de Fotografía Isla de Tenerife, que no dudan en afirmar lo siguiente: “La verdad es que, a pesar de todo no existen los suficiente hábitos instaurados entre nuestra sociedad que permitan pasar de una concepción privativa del patrimonio hacia otra en la que, aun ofreciendo las lógicas garantías de conservación, salvaguardia, desarrollo y puesta en acción de tales patrimonios se permita disponer de los mismos para su conocimiento común.

Sabemos que a través del tiempo, los oportunistas de la ciencia han hecho el agosto con muchas de las imágenes que configuran la historia de la fotografía en las Islas. Conocemos que muchas piezas de indudable valor han salido de nuestro patrimonio común hacia colecciones tanto públicas como privadas y ello a través de procedimientos intachables desde el punto de vista de lo que puede ser el mercado de la oferta y la demanda, pero de dudosa moralidad si lo contemplamos desde una perspectiva ética y social.

Nuestra misión no es iniciar ninguna cruzada ni persecución. Nuestra misión es concienciar a quienes tienen nuestro patrimonio fotográfico, que su valor es nulo si no se ofrece a los ojos de todos. Y que tal voluntad y decisión no está reñida con la conservación y la titularidad de la propiedad de tales imágenes”[2].

Este ha sido el propósito del Colectivo Cultural La Escalera. Desgraciadamente, hemos tenido que asumir la función que le corresponde a las instituciones públicas. Son los ayuntamientos, los cabildos y el Gobierno de Canarias quienes tienen que velar por la salvaguardia de nuestro patrimonio gráfico. Nuestra intención, a pesar de todo el esfuerzo que esta tarea conlleva, es seguir en el mismo camino: el de la protección y difusión del patrimonio etnográfico y el de la dignificación de la cultura canaria.


[1]RIEGO, Bernardo, “Apariencia y realidad: el documento fotográfico ante el tiempo histórico”, en Girona: la imatge y la recerca histórica. Pònencies i comunicacions. 4es. Jornadas Antoni Varés, del 19 al 22 de novembre de 1996, Ajuntament de Girona.

[2]GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Francisco, “Una mirada atrás. Tenerife a finales del siglo XIX”, catálogo de la exposición Una mirada atrás, Santa Cruz de Tenerife, Bienal Internacional Fotonoviembre 1991. Cabildo Insular de Tenerife, 1991

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