Inventario de Fotografía de Canarias

La fotografía, afluente de la historia

ALONSO HERRAIZ, Clara, y FARIÑA FARIÑA, Laura C., "La fotografía, afluente de la historia. Entrevista a José Antonio Pérez Cruz", 2009.

Inquieto “investigador etnográfico” y apasionado de la indumentaria tradicional canaria, de la que es especialista, José Antonio Pérez Cruz es, ante todo, un destacado coleccionista de fotografía. El Archivo de Fotografía Histórica de la FEDAC se creó a  partir de la adquisición en 1999 de su extraordinaria colección, englobada hoy en el Fondo Pérez Cruz.

¿Es un arte el coleccionismo de fotografía?

Sí, es un arte, porque para desarrollar un arte hay que tener ciencia, y para conseguir las fotos hay que tener arte y ciencia. Todas las aficiones llevan algo de arte dentro.

¿Sigue algún criterio específico en su colección? 

Primero,  la antigüedad. Después, el autor, pero también por el tema: retratos de estudio, paisaje…  Pero las que más me interesan son las que tienen valor etnográfico. Dentro de este terreno, busco especialmente lo que tenga que ver con la vestimenta tradicional canaria, que es mi fuerte y que sirva a mis estudios.

¿Por qué colecciona?

Es algo que nació conmigo. Aunque mi padre era muy aficionado a la fotografía y tal vez lo heredé de él. También me atrajo la cuestión de la fotografía antigua, y sobre todo el paisaje de las islas, que ahora está totalmente degradado. Se ve un antes y un después: el antes era maravilloso y el después, el actual, en muchos casos es verdaderamente deprimente.

¿Cuándo empezó a interesarle el coleccionismo? ¿Cuál fue su primera adquisición?

Empecé con siete años. Un día estábamos todos los chiquillos en la playa; ahí cogíamos maderas y muebles viejos que la gente desechaba de sus casas para hacer una hoguera encima de un marisco. Entonces encontré entre los escombros, una caja con postales antiguas de Las Palmas que me llevé a casa. Se las enseñé a mi abuela y ella me empezó a explicar todo. Ahí comenzó a entrarme el gusanillo. Ese álbum de postales fue mi primera adquisición; eran litografías en torno a 1900, e incluso creo que estaba editado por Jordao da Luz Perestrello.

¿Y su última adquisición?

Mi última adquisición fue antes de ayer, cuando me ofrecieron una gran cantidad de fotos de estudio de autores como Luis Ojeda Pérez, Enrique Ponce (que estaba en la Calle Triana), de la Fotografía Alemana de Kurt Herrmann, de Foto Paco, etc. También hay muchas fotografías amateur. En algunas de estas fotos se ha ido perdiendo la imagen, pero hay otras que tienen un interés fabuloso: calles, niños de primera comunión, un buen nivel paisajístico. Son fotos pequeñas, de los años  30 o 40, pero que dicen mucho.

¿Tiene alguna fotografía de la que se sienta especialmente orgulloso?

Eso es como preguntar que a cuál de tus hijos quieres más. Pero bueno, me gusta especialmente un fabuloso fotocromo de una panorámica de la ciudad de Las Palmas hecha desde el Muelle de San Telmo. Así y todo, mis preferidas son unos fotocromos coloreados realizados por Carl Norman realizados en 1890.

¿Qué temática le llama especialmente la atención?

Sobre todo la vestimenta y cualquier cosa que trate los tipos populares. También me interesa mucho el paisaje, tanto de ciudad como de campo.

A la hora de coleccionar ¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta?

En primer lugar, la dificultad está en el valor que le hayan dado a las fotografías, ya que cuanto más elevado sea más problemas se presentan al comprarlas. En segundo lugar, la competencia entre coleccionistas. Por ejemplo, tras vender mi fondo fotográfico a la FEDAC,  algunos  se aprovecharon de ello, intentando conseguir un rendimiento económico inmediato: se piensan que cualquier fotografía vale una millonada, y van reuniendo y metiendo en cajas grandes cantidades de imágenes  sin ningún tipo de cuidado, sin saber lo que tienen y lo qué están haciendo.

¿Cuáles son sus fuentes para buscar y conseguir este tipo de materiales fotográficos históricos?

Hay muchas personas que conocen mi actividad como coleccionista y me buscan todo tipo de fotografías. Entonces yo se las compro, las cambio o, simplemente, me las regalan… también algunas librerías y anticuarios de la Península me avisan cuando consiguen cosas de Canarias. En Internet también se pueden conseguir algunas, buscando mucho.

¿Cuál son sus fotógrafos favoritos?

Luis Ojeda Pérez. También Miguel Brito, Charles Nanson, Charles Medrington y, cómo no, Carl Norman es la estrella entre mis preferidos.

¿Por qué decidió desprenderse de su colección y venderla a la FEDAC?

No la vendí a la FEDAC, la vendí al Cabildo de Las Palmas de Gran Canaria, y éste la cedió a la FEDAC, que era el organismo idóneo para almacenarlo. Tenía una enorme cantidad de fotografías en mi archivo: algunas de ellas se me perdían y no estaban  en las mejores condiciones de almacenamiento y conservación.

¿Qué sintió al desprenderse de sus fotografías?

Por una parte alivio y satisfacción al saber que estaban en un lugar mejor. Llega un momento en que, a pesar de ser un buen coleccionista e intentar que tu archivo esté en las mejores condiciones, no sabes lo que tienes.

¿Qué le parece la labor que la FEDAC ha realizado con su colección?

La veo bien: la ha difundido y dado a conocer en todo el mundo a través de su página web. Respecto al trato y a la valoración de las imágenes son también muy positivos, porque se ha fomentado el respeto a  la fotografía. La gente en vez de tirarlas, se plantea conservarlas para que puedan servir para algo o alguien. Yo también colaboro en esta labor, pues la FEDAC me envía unas fichas sobre cada fotografía que tengo que rellenar. Estos datos son incluidos en la base de datos con indicaciones sobre el fotógrafo, lugar o época en que fue realizado ese trabajo.

¿Qué opina sobre la parte negativa del acceso libre a las fotografías de la FEDAC qué piensa, por ejemplo, sobre el pirateo o el uso indebido de estas)?

Yo he visto que han tomado fotos de la FEDAC, las han reproducido y las han vendido. Eso no es un problema, sino una situación a la que te ves abocado. No puedes hacer nada, ya que existe el interés y las ganas de que se difunda la cultura fotográfica. Por ello, no se debe bajar la resolución de las fotografías, ya que afectarían a otras instituciones que las usan legalmente para publicaciones o artículos. También me parece deleznable que se compren copias mediocres de fotografías.

¿Podría comentar algo sobre la fotografía como memoria?

La fotografía es el espejo en el que nos miramos; es una imagen que está fija en ese espejo, y siempre la vas a tener presente. Dentro de una fotografía hay varios temas que interesan a las diferentes personas que la miran: es una lectura personal.

¿Cuál sería la lectura que hace el coleccionista de una fotografía?

En el coleccionista priman las ideas de búsqueda y de autosatisfacción. Yo, a veces, prefiero tener una fotografía especial antes que hacer otras cosas; recuperar algo de mi historia, la historia de mi tierra.

¿Cómo ve el panorama actual de la recuperación de la fotografía en Canarias a nivel institucional?

Lo veo muy bien, perfecto. Si queremos recuperar toda la memoria histórica visual, los centros autónomos o dependientes del Cabildo son lo mejor que puede haber, pues hay más medios para tratar las fotografías, para conseguirlas y para todo en general.

¿Y el futuro?

El futuro lo veo bien siempre que haya instituciones en las que podamos desembocar muchos de los coleccionistas, que sólo somos afluentes de una gran laguna.

¿Qué opina de la falta de una legislación adecuada que proteja los materiales gráficos, sobre todo los posteriores a 1900?

No la hay ni antes ni después de 1900. Considero que procedimientos fotográficos como el daguerrotipo no son valorados, y la fotografía es mirada aún como la niña fea de las artes. Sin embargo, cuando Daguerre presentó su invento, ya se dijo que el arte había muerto, pero así consideraban a la fotografía como un arte. Hay que tener en cuenta que hay obras de fotógrafos consagrados que son piezas que valen millones, como por ejemplo las de Clifford. Sin embargo, no todo está tan valorado, así que creo que sí que debería haber alguna ley o algunas disposiciones que favorezcan la protección de la fotografía, pero no toda en un mismo grado, porque de la misma forma que en pintura no se establece la misma protección a un cuadro de Goya que a un autor desconocido, en fotografía hay que ver la calidad, la forma y su antigüedad de la fotografía para incluirla en una posible ley de protección.

¿En qué medida cree que contribuyen labores como la suya en la conservación del patrimonio canario?

En mi caso, me siento bastante orgulloso de lo que ocurrió tras la venta de mi archivo: que la fotografía, después de esto, haya sido valorada mucho más de lo que ya estaba. La fotografía ha pasado de ser un patito feo a cisne. No quisiera echarme flores, pero gracias a mi ha nacido esta corriente de revalorización del patrimonio fotográfico.

¿Le gustaría ver más exposiciones de colecciones?

Sí, porque casi no hay ninguna. Hace tiempo hicieron una en la Casa de Colón titulada Álbum Familiar, donde presenté fotos fabulosas que el jurado no eligió. Había bastantes fotos buenas, pero predominaba el amiguismo entre los seleccionados. El resultado no era el que yo esperaba, y se podía haber mejorado.

¿Cree que habiendo más exposiciones de colecciones se fomentaría la difusión del patrimonio fotográfico?

Claro que sí. El problema es que la gente chupa lo que ve y, a nivel mediático, no se tiene en cuenta la fotografía histórica porque la gente tiene poco conocimiento, pues no se hace nada para difundirla. Alguna vez salen un par de fotos en los periódicos, pero no hay casi nadie que se interese por ellas. Es necesario que haya más exposiciones, y sobre todo de temas atrayentes para la población, como la foto de estudio, de primera comunión o de niños. Esto llevaría a la gente a aprender a valorar lo que tienen.

¿Qué opina de la irrupción de la fotografía digital?

Es una técnica más. Hay especialistas en fotografía digital que son verdaderos artistas, y no se puede decir no a este medio. Se puede comparar con el caso del daguerrotipo y la aparición del calotipo, que ofrecía mayores ventajas que aquel. Todo avance tiene, en su momento, sectores que lo degradan, pero después siempre son aceptados.

¿Cree que afectará esta irrupción a prácticas como la suya a largo plazo?

Son dos temas muy distintos. Yo colecciono papel antiguo, y la fotografía digital no es papel.

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